martes, 21 de septiembre de 2010

OPACIDADES PEDAGÓGICAS, LA MEMORIA: ENTRE LA REMEMORACIÓN Y EL OLVIDO

José Martin García Hernández.

José M. García en su texto menciona que una forma de comprender la relación entre la epistemología y la pedagogía, implica desplazarse en el campo abierto por algunos trabajos publicados por la Universidad Pedagógica Nacional. Así pues, el punto de inicio aquí, que no quiere decir ubicarnos en el mismo lugar, parte de una suposición implícita o explícitamente aceptada por la comunidad pedagógica: hay una epistemología y una pedagogía constituidas.

Inicialmente podemos apoyarnos en el modelo cartesiano, desde el cual el esfuerzo de pensamiento epistemológico invita a centrarse en una triada de raigambre filosófico: justificación, evidencia, y racionalidad. La exploración de caminos diferentes al indicado por
Descartes tampoco ha conducido a la aclaración con ese carácter: lo indubitable del pensamiento filosófico en el campo de la epistemología. Por esto, la filosofía, al revelarse incapaz, declaran algunos, debería ser desplazada, o al menos suplementada.

En una primera aproximación a los documentos puede extraerse una constante: los autores determinan que la relación entre la epistemología y la pedagogía ha de examinarse desde el campo de lo científico. Ubicándonos ahí, recordemos que, ciertamente, para algunos estudiosos, en la actualidad un fenómeno a destacar en el ámbito del pensamiento es una de sus formas: el pensamiento denominado científico, aquel que ha sido capaz de realizar lo que no ha podido la filosofía: ofrecer sus productos con carácter indudable.
Hoy es común escuchar y leer discursos catalogados como filosofía de la ciencia o sociología de la ciencia. Y, si profundizamos, tales análisis han empujado a la consideración y postulación de otro campo de conocimiento, al menos en principio, vinculado temáticamente, fundándolo y deslindándolo por la aplicación de sus propios procedimientos sobre sí mismos. El nombre que algunos expertos han elegido, tomando la palabra antigua, es el de epistemología.

Epistemología o fantasía. El drama de la pedagogía, publicado por esta Universidad en 1992.
Respecto al drama de la pedagogía, y subrayando que los autores “perciben” como digno de debate la cuestión de la cientificidad de la pedagogía, ven con naturalidad realizarla al interior del propio discurso pedagógico, puesto que el campo donde desarrollan su trabajo es el de la frontera entre la epistemología y la pedagogía.
“Recurriendo a una analogía podemos expresar que la polémica alrededor de la cientificidad de los estudios pedagógicos constituye el fondo del escenario en el que se desenvuelven las comedias y dramas pedagógicos, como por ejemplo, diseños de planes de estudio, opciones por un determinado enfoque en investigación educativa, elección de temas o problemas sobre los cuales trabajar o investigar, análisis de ciertas propuestas o modelos pedagógicos, entre otros.

El sentido del texto apunta más bien a que la discusión sobre la cientificidad de la pedagogía sólo involucra la idea de una epistemología en tanto regional o especializada, esto es, se define un ámbito, quedando presupuesto lo sustancial, la epistemología propiamente dicha.
Bajo la proposición de una epistemología especializada el propósito de los autores es profundizar en la polémica epistemológica de los discursos educativos.
Si nos apoyamos en la constante del estatuto de la pedagogía como elemento epistemológico a discutir en el campo pedagógico, va configurándose y reafirmándose la idea de que el problema epistemológico en pedagogía es la discusión de su calidad científica, que en cierto modo es un asunto de normatividades y de taxonomías, algo que niegan los autores.

Desde Platón se ha aceptado que todo término lingüístico posee un contenido epistémico. Si alguien designa algo con un término, necesariamente se asigna bajo cierta condición de conocimiento. Es indudable que cuando se dice de algo que es dulce, se dice porque hay una condición epistémica que lo permite. Sin tal condición no podría darse designación alguna con un sentido de mínima validez, siendo este el caso de los autores: suponemos que la pretenden. Nosotros agregamos que hay formas de enjuiciar. Justamente por esto último, resultaría incoherente afirmar que el trabajo epistemológico es a posteriori, pues de serlo, tendría que darse a partir de lo ya elaborado, no quedando más que la pronunciación, siempre normativa, aun en el caso de la mera apreciación u opinión, y sobre todo cuando se pretende autoridad.
Para la relación de la epistemología con la pedagogía ofrecen los autores, en el mismo capítulo, una serie de observaciones realizadas al interior de los “discursos pedagógicos”, en los cuales detectan una constante: para el pedagogo actual la preocupación por la epistemología es acuciante. Algunos pedagogos como García Carrasco, sostienen que “el meollo del problema de la cientificidad de la pedagogía reside, ni más ni menos, en el objeto propio de esta área de conocimiento” (Bartomeu et al., 1996), lo que podría conducir a entender, según la percepción de los autores, que el problema epistemológico en la pedagogía es la identificación del objeto de estudio.

RELACION ENTRE EPISTEMOLOGÍA Y PEDAGOGÍA
Es necesario, inicialmente, reconocer las definiciones de epistemología y pedagogía.Gianella (1995) indica que la epistemología reflexiona y teoriza sobre el conocimiento mismo, considera centrales las cuestiones relativas a la estructura interna de las teorías. Se analizan los conceptos lógicos y semánticos de los conceptos y enunciados científicos, se estudia también la vinculación de las teorías con sus referentes, empíricos o no, y las relaciones entre distintas teorías. También indica que los temas clásicos de la epistemología son los relativos al modo en que se organizan y se fundamentan los conocimientos científicos, sus características y sus relaciones hasta los que constituyen explicaciones e interpretaciones de la realidad en las distintas teorías de la ciencia contemporánea.
La epistemología es considerada la "ciencia de las ciencias", hay que recurrir, entonces, a la definición de ciencia.Planchard (1986) define a la ciencia como un conjunto sistemático de conocimientos relativos a un objeto determinado. La naturaleza de este objeto sugerirá el método que ha de emplearse para descubrir la explicación de las cosas de las que se ocupa.
En forma similar, Fernández (1999) indica que una ciencia autónoma es poseedora de un objeto de estudio que no se confunda con otro.
Una visión diferente es presentada por Quintanilla (1980), citado por Fernández (op. cit.), al presentar a las ciencias como programas de investigación, mientras que lo esencial en ellas pasa a tener carácter de plan, de proyecto, de acción, orientadas a finalidades específicas.
En forma semejante (1989), dice que ciencia se define por ser un punto de vista determinado acerca de lo real, es decir, que el objeto de las diferentes ciencias no son partes distintas de la realidad, sino distintas ciencias leen el mismo mundo empírico desde interrogantes diferentes.
También puede considerarse dentro de esta visión la definición de Dewey (1968), cuando dice que ciencia significa la existencia de métodos sistemáticos de investigación que, cuando se dirigen a estudiar una serie de hechos, nos ponen en condiciones de comprenderlos menos azarosamente y con menos rutina. En cambio, Durkheim, citado por Geneyro (1990), indica que ciencia es aquella que se ocupa de lo que es, no de lo que debe ser; estudia lo que es empíricamente observable, "los hechos", y debe orientarse a la construcción de conocimientos destinados a la resolución de los problemas que afrontan los hombres en sus prácticas concretas.
Para la interpretación de Follari (1990) sobre pedagogía, Danelutto (1993) define ciencia básica, ciencia aplicada y tecnología de la siguiente manera: Ciencia Básica es un conjunto de conocimientos sistemáticamente organizados, metódicamente adquiridos, que tienen como finalidad producir conocimiento científico. Ciencia Aplicada, en cambio, se define como la aplicación del conocimiento de la ciencia básica, para la producción de bienes y servicios. La
Tecnología se caracteriza por estar conectada con la Ciencia Aplicada. La tecnología no solo utiliza conocimiento científico, sino que se vale también del conocimiento del sentido común, para la producción de bienes y servicios.
Habiendo presentado la definición de epistemología, y diferentes enfoques sobre el significado de ciencia, hay que establecer cómo se considera a la pedagogía.
Pedagogía, según Planchard (1986) en una definición sencilla, es el
arte de instruir y educar a los niños. Con mayor amplitud la define como la ciencia y el arte de la educación. En forma semejante, Fernández (1999) dice que la pedagogía recurre a su objeto compacto que es la educación, y Planchard (op. cit.) afirma que tiene un objeto que no se confunde con ningún otro. Fernández (op. cit.) amplía el concepto indicando que constituye el marco explicativo y orientador de la práctica de los profesionales de la educación.
La pedagogía tomada como ciencia, según Fernández (1999) responde al deseo de conocer y de buscar comprender racionalmente el fenómeno educativo y los a él relacionados. Así el deseo del hombre de conocer, lo lleva a investigar y con el resultado de las investigaciones científicas se incrementa el cuerpo metódicamente formado y sistematizado de conocimientos pedagógicos.
El carácter científico de la pedagogía, permiten suponer que son idealizaciones erróneas sobre la realidad de la ciencia, hechas por profesionales del ámbito de lo que se conoce como ciencias humanas, o bien por quienes nunca han estado cerca de la ciencia. Para facilitar la comprensión de las razones que permiten esta afirmación, es útil la comparación con las ciencias formales y fácticas, ya que a nadie se le ocurriría poner en duda su valoración como ciencias.
Aunque no en toda su extensión, podría aceptarse la definición de Langlois et Seignobos en el caso de las ciencias formales (matemática y lógica ), que son justamente aquellas que se basan sobre abstracciones, y su metodología es deductiva. Pero, ¿qué pasa con las fácticas? Veamos ejemplos conocidos por todos. Si se hubiera aceptado la unidad de las conclusiones concordantes de la física newtoniana, no hubiera existido Einstein y su física relativista, la que, a su vez, es puesta en partes en duda por los avances de la física cuántica. En la actualidad parecería existir concordancia con respecto a la teoría del "bigbang", y sus defensores se basan en la interpretación de los resultados de costosos experimentos. Pero como la física es una ciencia, y, ¿quién podría dudar de ello?, por suerte ya existen muchos que hacen una interpretación diferente de esos resultados. Si la ciencia resultara de "relaciones objetivas", como plantea Langlois et Seignobos, habría que preguntarse si la persistencia de la física relativista y la teoría del "bigbang" no tiene algo que ver con las características de sus creadores.
Además de los "gestos e intereses individuales", sobre los que podrían mencionarse numerosos ejemplos, en forma extremadamente común la ciencia está regida por "convenciones arbitrarias", que muchas veces son de índole política y económica. Un caso conocido es el de la "cortina de hierro" y los regímenes comunistas en general. Como la autoridad imponía la ausencia de relaciones con el resto del mundo, se desarrollaron líneas de investigación y teorías totalmente independientes en las ciencias formales y fácticas. Un cambio en el enfoque rígido propuesto, entre otros, por Langlois et Seignobos, es dado por Laeng, citado por Stouvenel (1998), cuando afirma: "Si hacemos referencia a la historia, recordemos que la clasificación de las ciencias, durante siglos la empresa favorita de eruditos, de compiladores de diccionarios y enciclopedias, ha perdido hoy mucho su interés, desde el punto de vista ideológico, por los puntales jerárquicos que la sostenían desde el pilar metodológico, debido a que el crecimiento actual de los conocimientos es tal y se da en tan distintas direcciones que toda clasificación de investigación que se manejaba ha evolucionado desde la especulación pura hacia una mayor experimentación y operacionalización."
Y siguiendo con esta idea, y el aporte de los que proponen el posmodernismo cuando mencionan "la muerte de las ideologías", se enmarca lo que recuerda Stouvenel (op. cit.): "...la clasificación de las ciencias y las disciplinas tomó un auge particular con la reivindicación positivista de la autonomía de la ciencia. Hoy, consumado ese proceso, el acento se pone menos sobre el desarrollo ramificado en direcciones y más sobre la intersección cada vez más densa de los diferentes planos de investigación y de acción.

Las definiciones sobre ciencia dadas por Durkheim, citado por Geneyro (1990), Dewey (1968), y también Follari (1989), que fueron mencionadas anteriormente, se acercan más a la visión posmoderna más realista, que a la positivista. Justamente es el
texto de Follari (op. cit.) el que interrumpe la rigidez de las exposiciones de Langlois et Seignobos, Planchard (1986) o Fernández (1999), en particular cuando indican que los conocimientos tienen que ser sobre un objeto determinado.
Sobre el tema, dice Laeng (op. cit.): "Ya en este momento es prácticamente imposible implantar criterios taxonómicos que delimiten la clasificación de campos
objetivos definidos por género y diferencia específica." Y Stouvenel (1998): "También sigue vigente la idea que afirma que un mismo objeto puede ser considerado desde varios puntos de vista, como una pluralidad de objetos formales."
En las definiciones sobre pedagogía de Planchard (1986) y Fernández (1999) mencionadas anteriormente, se indica que el objeto de la pedagogía es la educación. Los que relativizan su carácter científico dicen que ésta se basa sobre investigaciones de otras "ciencias", pero en la comparación con las ciencias fácticas, de indudable naturaleza "científica", hemos visto que esto no es un impedimento. Y también podemos afirmar que aquellos que plantean que son muchas las disciplinas que se ocupan de aspectos relativos a la educación, restándole así validez a la pedagogía, se han quedado con los ideales "positivistas" del modernismo.

No es como afirma Fernández (op. cit.), que la biología,
fisiología, psicología, sociología, historia, etc. son "ciencias de la educación". La "ciencia de la educación" es la pedagogía que toma investigaciones de esas otras disciplinas para aplicarla específicamente a su objeto, o trabaja en forma sinergística con las mismas en el desarrollo de "su objeto".
Es cierto que la educación genera un individo "educado" que es artificial desde el punto de vista de la naturaleza. Según este concepto, entre otros, los ingenieros son artistas, pero es muy poco probable que éstos interrumpan su trabajo para dedicarse a esta discusión. Y yendo a la diferenciación de categorías, Stouvenel (op. cit.) se acerca a una interpretación cuando expone que el sociólogo hace sociología, el psicólogo hace psicología, el químico hace química, y el biólogo hace biología, pero es un criterio incompleto. Las ciencias química y biológica son básicas en las investigaciones químicas y biológicas, pero cuando un químico "hace" química y un biólogo "hace" biología, están aplicando los conocimientos que resultaron de sus respectivas investigaciones. En este último caso serían ciencias aplicadas. Es más, teniendo en cuenta el argumento que la pedagogía sería una ciencia aplicada porque utiliza resultados de investigaciones de otras disciplinas, podríamos entonces afirmar que la física es aplicada porque utiliza resultados de investigaciones matemáticas, y así con todas las otras ciencias fácticas, sobre las que nadie pone en duda su carácter de "básicas".
El "arte" de educar (Planchard, 1986) no es patrimonio de los "pedagogos". Prácticamente todos los integrantes de la sociedad, en alguna manera, educan. Además, cada uno también va educándose mediante la experiencia. ¿Cuál es la participación de los "pedagogos" en, por ejemplo, la forma como una madre "educa" a su bebé en la percepción del mundo que lo rodea, o en los contenidos que la iglesia católica incluye en el catecismo? ¿Tienen los pedagogos que expandirse más allá de lo que sucede con relación a las aulas? ¿Tienen los pedagogos que expandirse más allá de la didáctica? ¿Son los pedagogos los que tienen que tomar decisiones?
Si se resolviera la problemática epistemológica de la pedagogía, identificando la misma con la didáctica, ¿sienten los pedagogos que se está reduciendo su campo? ¿Necesitan los pedagogos modificar la comunidad?Si se aceptara, como afirma Planchard (1986), que el ser humano como educando resumen en sí y domina toda la naturaleza, que es un microcosmos en el que se encuentran todos los elementos de los demás seres, con el agregado de la inteligencia y la voluntad, ¿no obedece a un propósito más elevado hallar las formas para servir mejor a éste, que pretender moldear una comunidad?Si a través de la constante revisión de la problemática epistemológica de la pedagogía, existiera la intención de avanzar sobre el funcionamiento de la comunidad, los pedagogos tendrían que plantearse si con esta discusión no están perdiendo protagonismo, justamente en lo que concierne a su pretendido objeto: la educación. Si ese objeto se fuera adaptando a la mayor especificidad que representa la didáctica, ¿no pasarían los pedagogos a ser los especialistas consultados en las decisiones que se tomen en materia de educación? Y en otro nivel, no va a ser el pedagogo quien decida la oferta de una institución, pero sí puede ser el que determine los medios para que esa oferta sea llevada a cabo en la forma más eficiente.
En el último párrafo la pedagogía estaría planteada como una disciplina tecnológica, y no como una ciencia, pero es una discusión carente de sentido. Por un lado, existe la realidad planteada por Stouvenel (1998) cuando se refiere al aumento en la unidad del saber, a la relación ciencia – técnica, que es ya indiscutible a nivel de la práctica, y que releva el problema teoría – práctica. También hay que considerar que la "tecnología" que desarrolla un pedagogo, se basa sobre investigaciones "pedagógicas", a su vez basadas sobre los aportes de otras disciplinas.
Las comparaciones propuestas en el presente trabajo evidencian que la pedagogía puede ser considerada una ciencia, y que los pretendidos problemas aparentemente planteados desde la epistemología, obedecen a una visión positivista que no representa la realidad. Que no haya unidad en cuanto a la definición del objeto, y sobre la terminología específica, no invalida el carácter "científico" de la pedagogía.


Bibliografía: Evidencia de lectura expuesta en clase por los Maestrantes Ricardo Saldivar y Heriberto Martínez.

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